El caso LAWRENCE VS. TEXAS, es un caso histórico de
la Suprema Corte de los Estados Unidos por el cual se derogó la Ley de Sodomía
de Texas. El asunto
ante la Corte trataba la validez de una ley de Texas que considera delito que
dos personas del mismo sexo mantengan cierta conducta sexual íntima. El
tribunal había tratado el mismo tema anteriormente en el caso Bowers vs. Hardwick, en 1986, donde
se había ratificado la ley de Georgia, considerando que no existía protección
constitucional para la intimidad sexual. Durante el caso se intentó conocer si
los solicitantes son libres para involucrarse en una conducta privada, según su
derecho a la libertad establecido en la cláusula del debido proceso. Aun cuando
la ley prohíba dichos actos, la decisión de hacerlo se encuentra en el ámbito
de libertad de las personas establecido en la Constitución. Tomando como
antecedente el caso Bowers vs. Georgia, se argumenta que la prohibición de la
sodomía sólo es posible cuando las relaciones se realizan con menores, animales
y todo aquello que implique el uso de la fuerza, por otro lado manifestó que no
hay historia sobre leyes de homosexualidad, sino sólo contra prácticas sexuales
no reproductivas. En votos particulares, el Juez Stevens sostuvo que el hecho
de que la mayoría gobernante vea como inmoral un acto no es razón suficiente
para prohibirlo, también argumenta, que las decisiones individuales referentes
a la intimidad, son una forma de “libertad” protegida por el debido proceso,
pues se valora que el derecho a la libertad según la cláusula del debido
proceso ampara para que dos adultos con consentimiento pleno y mutuo decidan
sobre el estilo de vida sexual. Posteriormente, por voto 6-3, la corte invalidó
la ley de Texas. La opinión invalidó leyes en otros 13 estados, es decir, que
el caso Lawrence tuvo como
efecto la anulación de todas las leyes similares existentes por todo Estados
Unidos donde muchos
estados penalizaban las prácticas homosexuales consentidas realizadas en
privado. Lo sorprendente de este asunto es que por primera vez el más alto
tribunal de los Estados Unidos baso su veredicto en opiniones de otros
tribunales extranjeros.
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